Niños es sinónimo de jugar. Trepar, correr, brincar, para un niño todo es divertido, y muchas veces no miden las consecuencias de que, dentro de su diversión, puedan sufrir una lesión. Los padres a menudo se preocupan por que sus niños y adolescentes se encuentren cuidados, y que regresen a casa sanos y salvos después de un día de actividades.
Es muy común que los niños y adolescentes se lastimen, no solo jugando, sino también participando en sus clases de deportes, prácticas de fútbol, hockey, basquetbol, andar en patineta, y otras actividades que pueden ser de alto impacto. Una de las zonas del cuerpo que más riesgos tiene de sufrir una lesión seria es la cabeza.
Sufrir una contusión cerebral puede tener consecuencias a corto y a largo plazo, y es crucial poder detectar los síntomas para saber cómo actuar rápidamente en caso de que esto ocurra.
¿Qué es una contusión cerebral?
Una contusión cerebral ocurre cuando la cabeza recibe un golpe fuerte, ya sea a través de un objeto, persona, o debido a una caída. Este traumatismo puede interferir de manera temporal en el funcionamiento normal del cerebro, y es importante recibir atención médica lo más pronto posible.
¿Cuáles son los síntomas de una contusión cerebral?
Al sufrir una contusión cerebral, la persona puede o no perder el conocimiento. Algunos de los síntomas pueden incluir mareo, dolor de cabeza, náuseas, vómitos, dificultad para hablar, pérdida de memoria, sueño, entre otros.
Si sospechas que tu hijo ha sufrido de una contusión cerebral, es importante que detengas su actividad inmediatamente, no le permitas que continúe jugando, y llévalo con un doctor tan pronto como sea posible.
Otros de los síntomas que la persona puede presentar a corto o a largo plazo – cuando no ha recibido la atención médica necesaria y oportuna – pueden incluir irritabilidad, dificultad para concentrarse, dificultad para dormir, depresión, cansancio y movimientos letárgicos.
Es crucial que después de una contusión cerebral, el niño o el adolescente tenga el mayor descanso posible y que no participen en ninguna actividad física hasta que el doctor lo determine.